Los arquitectos habitualmente demuestran vocación de evolución, la innovación está en su ADN. Es por ello que el reto de participar en hacer progresar el tradicionalmente subdesarrollado sector de la construcción, es tentador. Además de una constante en la historia de la construcción, como ha quedado demostrado desde la construcción de catedrales, a los maestros de la arquitectura moderna del pasado siglo XX: Le Corbusier, Mies van der Rohe o Prouvé entre otros.
Estamos persuadidos de que el sector de la construcción requiere de una profunda reinvención a nivel estratégico que le permita afrontar coherentemente la nueva coyuntura hacia la que nos encaminamos. En este contexto, la madera como material de construcción tiene la posibilidad de recuperar la presencia perdida frente a otros (hormigón, hierro…), e incluso de liderar el proceso de cambio hacia la modernización de la construcción bajo criterios de sostenibilidad.
Es en esta coyuntura, y con el convencimiento de que “las cosas nunca volverán a ser como antes” en la que nos situamos.
Bien al contrario, interpretado como una oportunidad para hacer las cosas de otra forma: más rigurosa, aprovechando materiales y técnicas de construcción evolucionadas que asociadas a procesos de producción estandarizada (análogos a los Fernando Oíza, arquitecto adoptados hace décadas por el sector automovilístico) generen productos de calidad muy superior, con precios y lazos de entrega inalcanzables para la construcción tradicional.
De la conjunción de: industrialización, aligeramiento, sostenibilidad, ecología, y avance extraordinario de los medios de unión (físicos y químicos), resurge la madera como material de construcción reinventado.
A lo anterior añadiremos que la madera es el único material que puede considerarse realmente polivalente, ya que admite su utilización en un amplio catálogo de soluciones: estructuras y forjados, distribución interior, también revestimientos y carpinterías tanto interiores como exteriores, en pavimentos, falsos techos y cubiertas.
La madera presenta una serie de propiedades que la hacen muy adecuada para su utilización masiva en el sector de la construcción:
a) Requiere poco gasto energético para su procesado, transporte y puesta en obra.
b) Es ligera y con una buena relación resistencia/ peso: esta relación, en tracción y compresión paralela a las fibras, es similar a la del acero pero superior, en el caso de tracción, a la del hormigón. En cambio, comparada con estos dos materiales, el módulo de elasticidad es bajo aunque no así la rigidez específica (relación entre elasticidad y densidad), que vuelve a ser muy similar en los dos materiales antes citados.
c) Su comportamiento ante el fuego es predecible: aunque la madera es un material combustible e inflamable tiene la virtud de poseer un comportamiento predecible a lo largo del desarrollo del incendio, ya que la pérdida de sección se puede considerar constante en el tiempo. Cuando la madera se encuentra sometida a un incendio, la superficie expuesta al mismo se inflama creando rápidamente una capa carbonizada aislante que incrementa su protección natural. Al ser la madera un mal conductor del calor, la transmisión hacia el interior de las altas temperaturas es muy baja, por lo que se puede considerar que la madera que no ha sido carbonizada mantiene sus características resistentes en condiciones normales, pese a la situación de incendio.
d) Con un diseño y ejecución adecuados las soluciones constructivas con madera son muy durables, incluso en ambientes con altas concentraciones de productos ácidos y soluciones de sales de ácidos. Este hecho es fácilmente constatable a través de la observación de las numerosas obras que con cientos de años de antigüedad a sus espaldas han llegado hasta nuestros días en perfecto estado de conservación.
e) Es fácilmente manejable y mecanizable: Por sus características físicas, admite la mecanización con herramientas sencillas que producen excelentes terminaciones. Y ello además sin necesidad de altos consumos energéticos de transformación.
f) Permite realizar montajes de forma rápida, limpia y en ausencia de agua: por su ligereza y fácil ajuste en obra, las estructuras de madera permiten aminorar los tiempos de montaje con respecto a otros materiales. El empleo de elementos estructurales normalizados y la prefabricación en taller permiten disminuir drásticamente los tiempos de ejecución de una obra. Además, el uso de sistemas constructivos en seco, reducen los problemas asociados a la presencia de agua en obra durante la ejecución.
g) Sin olvidar la que quizás se haya convertido en su mayor virtud: es regenerable; una cualidad imbatible frente a los otros materiales de construcción. Algo que se ha vuelto determinante en la necesaria evolución hacia un mundo sostenible.
Por tanto, confiamos plenamente en la madera como material capaz de liderar la evolución de la construcción hacia la industria de la construcción sostenible; no solo por su expresividad, sino especialmente por sus posibilidades funcionales. O mejor aún, porque la sinceridad inherente a la construcción en madera sintetiza a la perfección el binomio funcionalidad-expresividad.
Fuente: Boletín de ADEMAN nº12.